La Revolución Francesa
La Revolución Francesa es el periodo histórico en el cual se
derroca el antiguo régimen absolutista de la monarquía y surge la república
francesa. Empieza en 1789 y finaliza en 1804 cuando Napoleón Bonaparte se
convierte en emperador de Francia.
En el siglo XVIII en Francia se vivía una desigualdad social,
política y económica que llevó al pueblo (tercer estado) a levantarse contra
sus dirigentes, entre los cuales se destacaban el primer estado (conformado por
el clero) y el segundo estado (conformado por el rey y la nobleza). El pueblo o
tercer estado, liderado por la burguesía, se apropió del pensamiento ilustrado
que fomentaron Voltaire, Rosseau y Montesquieu. Ellos pensaban que a través de
este pensamiento se podría cambiar la ignorancia, la tiranía y la superstición.
El pensamiento ilustrado propone que a través de la razón se podía lograr una
mejor sociedad, que no estuviese gobernada por la religión. Esta es una clara
consecuencia del paso del teocentrismo al antropocentrismo. Gracias a esto se
logró el nacimiento de la ciencia, en un primer momento a través del Discurso del método de Descartes, y
posteriormente a través de la redacción de la enciclopedia por Diderot y
D´Alambert quienes pensaron que así se podría lograr una sociedad con ideas
propias.
En esta época el rey, Luis XVI, y su esposa, María Antonieta,
habían invertido el dinero de Francia en la milicia mientras el pueblo sufría
una crisis económica que derivó en hambruna. Luis XVI se había encargado de
cobrarle impuestos al tercer estado (en el cual se encontraban no solamente
campesinos y burgueses sino también comerciantes, médicos, banqueros y
abogados) que suponía el 97% de la población francesa. Sin embargo ni el primer
ni el segundo estado debían pagar impuestos, por tanto se generalizo un
descontento y una inconformidad con el gobierno.
Por estos antecedentes se logra convocar por primera vez en
1788, después de 174 años, a los estados generales en un parlamento. A este
parlamento llegaron 1200 diputados de los cuales la mitad eran del primer y
segundo estado. Por la desventaja que tenía el tercer estado, propuso el voto
por cabeza pero fue bloqueado; sin embargo 149 diputados del clero y 2 de la
nobleza apoyaron las propuestas del tercer estado. En vista de esto, Luis XVI
prohibió la entrada al parlamento de los diputados del tercer estado que
tomaron la decisión de crear la Asamblea Nacional que prometieron quedarse
unidos hasta que Francia tuviera una constitución política. Uno de sus
integrantes, Mirabeau, pronunció una de las frases célebres de la revolución:
“Estamos aquí por la voluntad del pueblo y solo saldremos por la fuerza de las
bayonetas”.
Por miedo a que el rey atacara la Asamblea Nacional, el 14 de
julio de 1789 el pueblo decidió ir hasta la cárcel de la Bastilla, en
París, en donde el rey guardaba su
armamento y se la tomo por la violencia en una batalla de más de cuatro horas
que finalizo con la decapitación del director de la Bastilla.
Después de la Toma de la Bastilla, el médico Jean-Paul Marat
hace uso del periódico para informar al pueblo sobre la revolución y al mismo tiempo
para presionar al rey. Marat se convirtió en la voz del pueblo y adquirió un
gran poder político. Gracias a su influencia, el rey convocó a los estados
generales en una nueva asamblea: La Asamblea Constituyente. A través de esta se
lograron cambios importantes como la redacción de los derechos del hombre y del
ciudadano, el cobro de impuestos para todos, la supresión del feudalismo, la
apropiación de los bienes de la iglesia, la libertad de prensa, la constitución
civil del clero y se redacta la primera constitución política de Francia. En la
Asamblea Constituyente se sentaban a la derecha los partidarios de una
monarquía parlamentaria y a la izquierda los republicanos que defendían los
intereses de las clases bajas.
El periodismo, con Marat a la cabeza, difundió el rumor de
que el rey estaba preparando tropas para enfrentar la revolución. El pueblo
reaccionó y atacó el Palacio de Versalles. Incluso un grupo de mujeres entró al
palacio y decapitó algunos guardias del rey. Obligaron a Luis XVI a trasladarse
a Paría, exactamente al Palacio de las Tullerias para mantenerlo vigilado.
Igualmente la Asamblea Constituyente decide ubicarse en París, para que en 1791
fuera aprobada la primera constitución política de Francia. Francia adquiere
una monarquía constitucional en donde la soberanía ya no la tenía el rey sino
la nación.
El rey, que ha perdido todo su poder político o soberanía,
ideó un plan para escapar de las Tullerias y así hacerse con el poder de nuevo.
Decide escapar por la frontera con Austria, tierra natal de María Antonieta,
para formar un ejército extranjero. El rey y la reina se disfrazaron de
sirvientes e intentan fugarse pero son atrapados en la frontera.
Por encarcelar a los reyes, la Asamblea decide anticiparse a
Austria y le declara la guerra. Prusia se unió a Austria para enfrentar a
Francia. La nación francesa se encontraba en una doble guerra: una civil
causada por la revolución y otra internacional. Las condiciones del pueblo
francés eran bastante complicadas por lo cual deciden atacar el Palacio de las
Tullerias y logran que la Asamblea suspenda las funciones del rey. El 10 de
agosto de 1792 la Asamblea convoca a elecciones para decidir el futuro del rey
y la reina y para organizar un nuevo parlamento llamado Convención Nacional.
Este nuevo parlamento estaba compuesto principalmente por los jacobinos y los
girondinos, encabezados por Robespierre y Brissot respectivamente, que proclamaron
la república y desecharon la monarquía. Posteriormente le abren un juicio al
rey por traición y lo decapitan junto con María Antonieta.
Sin embargo habían tensiones entre los jacobinos, de corte
moderado, y los girondinos, que se tornaron más radicales. Es decir que
Francia, a pesar de acabar con la monarquía, seguía con problemas políticos
internos. Marat usó el periódico para atacar a los jacobinos, e incluso acusó a
algunos de traición, por lo cual será asesinado en su casa mientras tomaba un baño.
El médico se convertiría más tarde en uno de los símbolos de los
revolucionarios radicales.
En 1792 la Convención Nacional escribe una nueva constitución
política sin connotaciones religiosas para la cual crean un nuevo calendario.
Los jacobinos Robespierre y Danton adquirieron un gran protagonismo en esta
época. Robespierre se puso a la cabeza del Comité de salvación pública, un
órgano del ejecutivo francés, cuyo fin era cuidar la república. Gracias a esto
los jacobinos, entre 1793 y 1794, iniciaron una época denominada “el reinado
del terror” en donde se impuso una especie de dictadura que acabo con la
decapitación de entre 10000 y 40000 personas acusadas de realizar actos
contra-revolucionarios, incluyendo sacerdotes y miembros de la nobleza. Francia
se encontraba en una guerra civil entre revolucionarios y
contra-revolucionarios que denominaron la Guerra de la Vendée. Robespierre
propone combatir con más terror, pero Danton difiere con sus ideas, por este
motivo Danton fue acusado de traición y fue guillotinado. A esta época le
dieron el nombre de “el gran terror” porque ascendió la cantidad de muertes por
represión de los jacobinos. La única forma de acabar con el gran terror fue
matando a Robespierre.
En 1795 ya había acabado el terror pero no la revolución. La
Convención aprueba otra constitución política que, en vez de acercarse a la
constitución de la república, fue más próxima a la primera constitución de
monarquía parlamentaria.
Durante este tiempo en la guerra con Austria y Prusia,
Napoleón Bonaparte, un comandante del ejército francés, empezó a ganar algunas
batallas. Posteriormente, después de volver de su campaña en Egipto, da un
golpe de estado en 1799. Se hace proclamar como primer cónsul de Francia y
logra restaurar el orden político y social al interior de Francia mejorando la
economía francesa que se encontraba en crisis. En 1804, a través de un
plebiscito, con el apoyo del pueblo Napoleón se convierte en el emperador de
Francia. Este será el fin de la llamada Revolución Francesa ya que Napoleón
llevó a Francia a un nuevo periodo político, social y económico.
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